La lujuria y la lascivia

Hace algunos años hablé con un hombre de otra cultura y de otra religión. Éste estaba obsesionado con el deseo de tener sexo con cualquier mujer que se le presentara. Lo triste es que el individuo en cuestión salía todos los días a buscar, infructuosamente, la satisfacción de ese deso obsesivo y desordenado que no lo dejaba trabajar, estudiar o ser productivo. En ese tiempo, el hombre este me daba pena, pues yo no veía mis propias luchas en tal sentido. Pero debo reconocer que a medida que va pasando el tiempo, la mente se vuelve un campo de batalla tremendo, donde en lugar de crear para el Reino de Dios, nos ocupamos de crear imágenes para formar un mundo imaginario y de fantasía. Nuestro llamado es mas bien a ser creativos para la gloria de Dios, y usar nuestras mentes para soñar el Reino de Dios.

Lujuria es exceso (literalmente); es un deseo sexual excesivo,  obsesivo, incontrolable y desordenado. La iglesia de Roma lo ha clasificado dentro de los pecados «capitales», dnominándolos de esa forma porque ellos a su vez generan otros pecados; y Dante ha descrito a la lujuria en la Divina Comedia como un amor por otra persona que pondría a Dios en segundo lugar. La lascivia es un sinónimo: apetito excesivo por una cosa, y propensión excesiva a los placeres sexuales.

Para los cristianos que creemos en la biblia como autoridad final en temas de doctrina y moral, la cosa es relativamente mas clara. La lujuria es el uso inadecuado de nuestra imaginación. Jesús dice que la lujuria es equivalente al acto sexual mismo (Mateo 5:27-29), y por lo tanto algo que no puede ser tratado con negligencia o con superficialidad. Los hijos de Dios debemos fijar nuestros ojos en el Mesías, el autor y consumador de nuestra fe; no son nuestros ojos la ventana del alma? lo que metemos a nuestros cuerpos a través de los ojos se queda para siempre, ya sea un film u otra(s) persona(s) al azar. Ese es el peligro de la pornografía y el peligro de usar nuestros ojos para codiciar los cuerpos de otras personas.

Este es un tema que hoy por hoy divide a la iglesia. Hay unos grupos que dicen que «todos nuestros deseos son buenos y que deben ser satisfechos» (ésos son mas o menos el ala liberal de la iglesia, junto con el humanismo secular); el otro es el que en línea con la tradición cristiana, habla de negarse a si mismo, reconociendo que humanamene solamente vamos a elegir el pecado en lugar del ejercicio del dominio propio, y que por lo tanto necesitamos de la gracia de Dios y el poder del Espíritu Santo (que nos ha sido dado como anticipo de la vida de resurrección), para así sobrellevar las luchas en nuestras mentes y cuerpos.

La lujuria es algo de lo que no se habla, pues uno lo experimenta en solitario, nadie mas que vos lo sabe… Son las imagenes que generan la fantasía para a su vez provocar el desahogo (por ejemplo la masturbación); es el uso de imágenes (pornografía) para provocar una producción de químicos en el cerebro y estar ‘dopad@s’; es el mirar a la gente en la calle con actitud caníbal (en el mundillo gay se llama cruising)… Y es tan liberador el poder confesar hasta los pensamientos… es liberador porque la lujuria y la lascivia son una carga pesada. Son pecado que necesita perdón, igual que cualquier acción… no dice la liturgia de algunas iglesias históricas en el momento de arreglar cuentas con Dios que «hemos pecado de pensamiento, palabra, acción y omisión»? Pues mientras mas luz traemos al respecto, menor el poder de la lujuria para mantenernos cautivos.

Y cuando vienen los días difíciles y mi mente se escapa a la dimensión de las fantasías, pues humildemente vuelvo a pedir perdón, y a llenar mis ojos y mis oídos con la Palabra de Dios, que es la que da vida y limpia lo mas profundo de mis ser. Y es en esos momentos que necesito hablar con mis amigos cercanos y compartir las cargas, pues para eso es el Cuerpo de Cristo en la tierra, su Iglesia!

Y tu?

Buen fin de semana!

~ por refreshingfromheaven en septiembre 18, 2010.